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martes, 1 de febrero de 2011

Beira: Encantadora y decadente

                                          Todas las fotos, que contiene este post, son de Beira
      Los mozambiquenos no son como el resto de los habitantes del sur de Africa. No tienen un aguante infinito y cuando sienten lastimados sus derechos, se enojan y reclaman al estilo latino. Se nota que este pais fue colonia portuguesa, hasta 1975.
 
      Tambien se aprecia la influencia lusa, en la construccion de sus ciudades. Aqui los supermercados y las gasolineras estan a las afueras y las casas, las pensiones, los edificios administrativos y las plazas, en el centro.
 
      Llueve intensamente, mientras viajamos en un destartalado microbus con goteras, tapadas con cinta aislante y trapos, sin ningun resultado positivo. Nos dirigimos a Beira, una ciudad alejada de los circuitos turisticos y en la que hemos acabado de rebote.
 
      A nuestra llegada, los charcos son inmensas lagunas y los canalones y goteras desaguan tal cantidad, como no veiamos desde nuestra visita a las cataratas Victoria. Hubiera sido un error, no venir hasta aqui. La ciudad esta llena de edificios coloniales, lamentablemente, en distinto estado de conservacion. Cuenta con una anodina catedral, una mezquita, en un barrio de comerciantes hindues y la plaza del Municipio, que es lo mas europero que hemos visto, desde que salimos de Ciudad del Cabo. El mercado, en forma de puestos en el suelo sobre el barro o sobre sabanas, se extiende por toda la ciudad.
 
      Tras comer explendidamente, como a lo largo de todo el viaje, gracias a la comida preparada de los supermeercados, nos acercamos al puerto, donde se amontonan bastantes barcos destartalados. Aunque el ruido de fondo es de herramientas, por lo que tal vez, los esten arreglando.
 
      Buscando la playa, de repente nos vemos inmersos, en el barrio mas deprimido, que hemos visto en toda Africa. En el inicio de una calle, se ubican las letrinas comunes, con un cartel que asegura, que han sido mejoradas. Como estarian antes, si su hedor provoca el vomito, a mas de cincuenta metros.
 
      En la rua principal, se entremezclan los puestos -de bebidas alcoholicas, jabon, galletas...-, con las infraviviendas. Ambos tienen la misma estructura: maderas cruzadas, de inestable soporte, con techos de paja y ramas. Los enormes y profundos charcos -que pisan descalzos-, se entremezclan con las montoneras de basura.
 
      En un "complejo" -especie de bar-, se lee: "Entraras triste y saldras contento". No es de extranar, con bebidas de 43 grados a tan solo 14 meticales (unos 30 centimos). En una vivienda, algo mejor que la media, un supuesto doctor vende tratamientos contra la agonia y todos los dolores corporales, entre otros.
 
       Por fin encontramos la playa, mientras contemplamos como varios hombres cargan sobre sus espaldas, como animales, los troncos con los que esta construida toda la barriada. No es la unica actividad economica, que se observa aqui. Sobre la arena se venden mangos, cocos, camarones y otros pescados irreconocibles, recien salidos del agua. En otro lugar, hay decenas de kilos de peces secandose al sol -que nos quieren vender, por solo mirarlos- o los ya deshidratados, a los que les quitan las impurezas con una criba. Se comercializan por sacos, a lo largo de todo el pais.
 
      Todo el mundo a lo suyo, mientras los ninos corretean, como en cualquier parte. Nadie parece reparar en los dos intrusos blanquitos, que con discreccion, no cesan de hacer fotos.

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