Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 19 de marzo de 2011

Para terminar el viaje, 20 euros de premio


                                                                                      Lamu
           En un ciber de Lamu, compramos los billetes de vuelta, con Qatar Airways, para cuatro días después. Nuestra idea inicial de tirar en un bus para Mombasa y ese mismo día, tomar un tren para Nairobi, queda descartada, ya de camino del primer destino y aliviamos el esfixiante calor, de nuevo, en la playa de Malindi.                             

            Desde aquí, retornamos en bus nocturno a la capital de Kenia. Es el doble de caro, que la tercera clase del tren, pero mucho más confortable y seguro. Aun nos siguen extrañando -a pesar de llevar 100 días de viaje-, las raras posturas, que adoptan los negros, cuando se desplazan en los autobuses: una muy común, es colocarse con las manos por encima de la cabeza, agarrando fuertemente, la parte trasera del asiento.

Otra, consiste en aferrar el brazo, al borde del portaquipajes superior, incluso mientras duermen (resulta incomodísimo). Estoy convencida, de que son movimientos adquiridos y aprendidos, cuando de churumbeles, gatean y trepan dentro del atijo, por la inestable espalda de la madre.
                                 Lamu
            El retorno a Nairobi, nos trajo emociones enfrentadas. La benigna climatología, confronta abruptamente, con lo bestias que son los seres humanos -por llamarlos de alguna forma- en esta ciudad (especialemnte, los hombres) y en general, en todas las grandes capitales de Kenia y Tanzania. Disfrutan, aporreando con fuerza la chapa de los autobuses, gritando sin ton ni son, acorralándote con el cacharro de turno, mientras se ríen, pisándote, empujándote o apartándote a codazos de su camino.

          No hay que amilanarse. Simplemente, responder con las mismas armas. Aonque, no son muy largos de mente, termian entendiendo, que ya dominas el habitat. Poner los codos como parachoques, resulta muy efectivo, para evitar que te embistan.

            Después de miles de kilómetros, al fin encontramos, una vacía librería normal, donde se amontonan varias guías de viajes, de Kenia y Tanzania, de editoriales como Footprint, Let's Go o Rough. Eso sí, resulta imposible hojearlas siquiera, porque están plastificadas. Como siempre en África subsahariana, primero pagas y después y si hay suerte... Después de tres meses y medio buscándolas, ahora que las hemos hallado, ya no nos sirven para nada. ¡Porca miseria!
                                                                                                                                                                                        Lamu
            Dicen que Nairobi -detrás de Johanesburgo-, es la segunda ciduad más insegura del mundo. Lo más normal, que le puede ocurrir a un viajero, es ser atropelladdo por cualquier cacharro o ser dañado, por uno de los mencionados salvajes. Por lo demás, basta con unas precacuciones básicas, teneindo siempre en cuenta, que una ciudad de 10 millones de habitantes en África, es totalmente segura por el día, mientras que de noche, se torna en peligroso, hasta un pueblo de tan solo mil almas.

            Abandonamos Nairobi, sin más historia. Habíamos ya volado otras veces con Qatar y estábamos encantados con ellos. Pero, esta vez, todo fue distinto y se acumularon tantas pequeñas molestias, que tuvimos que amenazarles con poner una reclamación, para que entraran en razón. Si hubiera sido en cualquier compañía o empresa de África, nos habría dado igual.

            Desde que compramos los boletos, teníamos la intución, de que en un viaje tan móvido, alguna sorpresa nos debería estar todavía esperando. Y llegó. Estábamos tomando una lata de cerveza en la estación de Chamartín, mo sé porque motivos, plagada de policías. Nos pidieron el DNI y nos indicaron, que estaba prohibido beber allí. Salimos a la calle y nos sentamos en un banzo.
                                        Doha (Qatar) 
La ventolera era tremenda. De repente, a toda velocidad y sin percibir de donde ha venido, un billete de 20 euros, se avalnza sobre nosotros. No podía ser de otra forma en un periplo, donde la suerte, ha sido nuestra eterna compañera. El transporte de regreso, nos saldrá esta vez gratis.

                   Al llegar a casa, nos recibe el árbol de Navidad y toda la decoración de Pascuas, que habíamos puesto a principios de diciembre, justo antes, de emprender el viaje.

No hay comentarios: