Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 8 de enero de 2012

La vibrante Calcuta

                                                                                                       Calcuta
           Calcuta es una inmensa urbe, situada a medio camino, entre la modernidad de Mumbai y el lento –pero continuo- desperezamiento de Delhi. No presenta grandes atractivos monumentales pero se muestra vibrante y acogedora, convirtiéndose en un lugar muy adecuado para reponer fuerzas, durante unos días o dedicarse al paseo. Porque, además, hay aceras por casi toda la zona del centro.

En cuanto a lo primero, es de los sitios donde más variedad culinaria se puede encontrar en el norte, incluyendo la carne, diversas variedades de comida tibetana, como el chow mein, los momos o los pollos especiados y con vegetales, que envueltos en un caliente Chapati, calmaron nuestra ansiedad, después de lo mal, que habíamos comido en Khajuraho y Varanasi.
                                                                                               Calcuta
Otro aliciente es, el barato precio de la cerveza –a niveles de Goa- o de cualquier otra bebida alcohólica. Y para rematar, la amena Calcuta –junto a Amhedabad- es la ciudad con más mercados-mercadillos, de toda la India visitada, algo, que hemos echado de menos en la mayoría del país, que no esperábamos y que nos decepcionó bastante. ¡Lo que son los prejuicios!

            Como estaba previsto, después de pasar el fin de semana, el lunes nos dirigimos  a la embajada de Bangladesh. Las ventanillas exteriores de información, donde informan sobre visados, estaban cerradas, a cal y canto y la sede diplomática funcionaba a medio gas. La despistada persona, que nos atendió, no hablaba apenas inglés y por ello, no logramos entender lo que estaba ocurriendo.

Resultó –lo descubrimos al ver gran parte del comercio cerrado- que era un día medio festivo o algo así. Entre fiestas religiosas y civiles –sean medio día o entero-, en India no pegan palo al agua, a lo largo del año. No quisimos esperar un día más y abandonamos la idea de viajar, a Bangladesh, optando por dirigirnos a Nepal, directamente.

                                                                                                       Calcuta
            Nuestro tren a Varanasi –volvemos para dirigirnos a la frontera con Nepal-, acumuló 7 horas de retraso, lo que nos obligó a bajarnos en Gaya, una caótica e insufrible ciudad. Al menos, la escala nos sirvió, para contemplar el magnifico templo y monasterios de Bodhgaya.

De retorno, a Benarés y compartiendo el caos de las calles, que van desde las estaciones a los gaths, nos encontramos con Iván, un agradable y extraño personaje, que ha venido al país por tan sólo una semana, sacando el billete 3 días antes de partir y la visa, con tan sólo 24 horas de antelación (no sabemos lo que le habría costado), porque algo en su interior, le decía que tenía que estar aquí, el once del once del dos mil once. ¡Dios la cría y ellos en India, se juntan!.    

1 comentario:

Eva dijo...

Esta entrada fue escrita, originariamente, el 8 de noviembre de 2,011.

Muchas de las opiniones, vertidas sobre India en este blog, pueden haber cambiado, con el paso del tiempo y con un mayor conocimiento de las cosas.

Sin embargo, se van. a publicar, tal como fueron escritos, sin modificación alguna.