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lunes, 2 de enero de 2012

Por el centro de la isla: Nuwara Eiliya, Kandy y Anuradhapura

                                                                                                        Kandy
            Partimos desde Colombo hacia la fresquita –tal vez más de la cuenta- Nuwara Eliya, situada a más de dos mil metros de altitud. Durante el trayecto, pudimos comprobar, que este país dispone de maravillosos paisajes montañosos, aunque también de los peores autobuses del mundo, con diferencia, a pesar de que son baratísimos.
Nuwara Eiliya
Nada más llegar y siendo tan sólo un puesto de la calle, nos reconciliamos con la sabrosa cocina del país, que los días anteriores, nos había jugado una mala pasada. Al margen de bellos edificios coloniales tipo inglés, la localidad ofrece la posibilidad de trekkings urbanos, visitas a las plantaciones de te –salvo los domingos- y transporte directo hasta Ella, otro coqueto y recomendable pueblo montañoso.

            Más adelante, agradecimos los calores de Kandy, sólo por un rato. Nos costó bastante tiempo, encontrar un alojamiento. Kandy es una de las joyas del país. Está limpia y cuidada. Dispuestos alrededor de un lago, se encuentran varios templos, entre ellos el del diente de Buda. Es bello y se visita sin coste en su patio descubierto, aunque pretenden -y en algunos casos consiguen-, cobrar a los extranjeros la exagerada cantidad de 7€ por visitar la famosa pieza dentaria. Será, que debe recuperar el bolsillo, de algún caro empaste. No hace falta que os digamos, lo que hicimos nosotros.
                                                                                        Kandy
Cerca del lago existe una zona de edificios coloniales, bastante bien conservados. Hay partes con aceras por las que transitar y eso se agradece. No ocurre lo mismo, en el área que va desde la estación de trenes hasta el lago, donde el caos y el despiporre son absolutos e ingobernables. Desde lo alto de la colina –que hay que acometer con esfuerzo-, una gran estatua de Buda sentado, observa el ir y venir de sus conciudadanos y de los escasos guiris

            Desde Kandy, tiramos hacia Anuradhapura. Tampoco aquí es fácil encontrar alojamiento, y menos, a precios económicos. La ciudad es absolutamente desagradable, hostil y polvorienta. El núcleo principal, discurre a través de una interminable e insufrible calle, por donde el tráfico y las obras, te convierten en un sucio y gris peregrino, que va camino de las estupas.
                                                                                                Anuradhapura
Los templos –que visitamos al día siguiente-, por el contrario, son bastante interesantes y evocadores de un tiempo pasado y lejano. Son gratis o nos hemos colado. Una de dos. Pero, el problema mayor, es que caminar sin zapatos, por desnivelados y desgastados caminos de hormigón, con pequeñas piedritas y a veces, salpicados por barros y charcos, se hace insufrible. En bastantes ocasiones, te hace acordarte –y no para bien- de los padres del budismo, sin ni siquiera conocerlos.
                                                                                           Kandy
                                                                  Kandy

1 comentario:

Eva dijo...

Esta entrada fue escrita, originariamente, el 10 de septiembre de 2.011