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miércoles, 23 de mayo de 2012

Siete pasos para comprar una lata de sardinas

            El thieboudienne –que ya conocimos en Mauritania- es el plato nacional y casi diario en Senegal. Se trata de arroz –de muy pequeño grano- rehogado con verduras y algún trozo de pescado. Existen otras variantes más pobres y con otros nombres, en las que el plato sólo es un arroz con salpicaduras de salsa (Caldou).
Joal (Senegal)
Cansados de la repetitiva dieta y animados por el excelente pan de Cap Skiring –el de casi todo el país, lo es-, nos decidimos a almorzar bocadillos de sardinas, única conserva, que nos permitía nuestro bolsillo y malamente. Por increíble que parezca, siete fueron los pasos que tuvimos que dar y más de una hora de espera, para alcanzar nuestro objetivo.

            1º.- Tratamos de comprar cuatro latas, pero la vendedora sólo dispone de dos. Primer contratiempo, pero no nos venimos abajo.

            2º.- Aceptamos su ofrecimiento, pero ahora se niega a vendérnoslas, por no disponer de cambio.
           
3º.- Tratamos de canjear el billete de 10.000 CFA en otro establecimiento, sin éxito ninguno.

            4º.- Sólo un guiri blanquito, sentado a la puerta de un comercio, se apiada de nosotros y nos da dos billetes de 5.000 CFA
                              Oussouye (Casamance)
5º.-Ahora toca esperar, a que Western Union reabra su oficina, después de la pausa del almuerzo. Tras un cuarto de hora, conseguimos este pequeño, pero celebrado objetivo

            6º.- La vendedora de las latas de sardinas, se ha ausentado temporalmente y ha cerrado su negocio, bloqueándolo con unas sillas delante de la entrada. Ni la más mínima sospecha, de cuando retornará.
           
7.- Finalmente y tras localizar otra tienda, obtenemos nuestro preciado tesoro, de origen marroquí.

            Por lo demás, Cap Skiring es un feo y desordenado pueblo, que trata de vivir de los resorts –casi vacíos-, de la artesanía –abundante y bonita, pero de escasa venta-, de los restaurantes –que venden lo mismo, que en otras partes, al doble de precio- y de la venta al turista de bebidas de importación.
                                                                             Rosso (Mauritania)
En realidad, es otro de esos experimentos lamentables del tercer mundo, para atraer europeos y tratar de vaciarles los bolsillos, a cambio de muy pocos servicios y muchas carencias en cuanto a la oferta de entretenimiento. Y todo ello aderezado con un gran número de pelmas irrespetuosos, que te dan la barrila, sin escrúpulos, hasta cuando te estás bañando o reposando sobre la arena.

            Así, lo sufrimos nosotros y cabría pensar, que hasta las decenas de vacas, que constituyen casi los únicos bañistas de esta bonita playa. En lugar de la lata de refresco y el envoltorio de snacks, dejan sobre la arena sus olorosas boñigas y al atardecer, regresan a sus alojamientos, ellas solas y sin vaquero que las conduzca. De esta forma pasan sus vacaciones, un día y otro más. Estoy pensando montar una industria local, de bronceadores para rumiantes.

            Si todo va bien, en breve abandonaremos la maravillosa Casamance.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece increible. Hacía tiempo que no leía algo tan divertido. Aunque supongo, que cuando se vive no lo es tanto.

Ciao.

Marta