Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 12 de agosto de 2012

Entrando como ilegales en Indonesia


                                            Yogakarta (Indonesia)
De milagro, hemos vuelto al hemisferio sur, donde pasamos tan lindos momentos en el anterior viaje por Sudamérica. Sin embargo, el reencuentro con la mitad inferior del planeta, no ha sido el esperado., porque Jakarta, donde nos encontramos, ha desplazado a Phnom Penh, como la ciudad más inhóspita por nosotros conocida.
                                                                                  Afueras de Jakarta (Indonesia)
            Indonesia es el 23º país del viaje y el 73º de nuestra andadura viajera. El lunes a las 8 de la noche, tomamos un vuelo desde Kuala Lumpur a la capital de este enorme archipiélago. Íbamos realmente acojonados, porque sabíamos que en inmigración, nos iban a pedir un boleto de avión para salir del país, que de momento no tenemos, por el puto problema de las tarjetas de crédito, que nos vuelven a dar error, para reservas pasajes por internet. Y para colmo, en nuestro banco se están portando como unos cerdos, escurriendo el bulto y dejándonos tirados a casi 15.000 kilómetros de casa.  
               Surabaya (Indonesia)
            Después del primer desconcierto en el aeropuerto de Jakarta, accedimos a la oficina de visados. Pagamos los 25 dólares cada uno por la visa de entrada única y de máxima estancia de un mes y seguidamente, nos empezaron a interrogar por el boleto de vuelta. Nosotros nos habíamos puesto de acuerdo en responder un vuelo concreto (Surabaya-Kuala Lumpur, 10 de septiembre, 12,25 horas), para salir del paso y en este primer punto lo conseguimos, sin excesiva dificultad. Pero en el puesto de inmigración, donde ponen el sello de entrada, las cosas se tornaron muy complicadas. Nos había tocado un funcionario de los estrictos, que se negaba a dejarnos pasar si no le presentábamos el maldito boleto impreso.
                                                                                       Bali (Indoneisa)
            Y nosotros haciéndonos los tontos, como que no entendíamos nada. Y el tío "print, print (impreso)". Y nosotros respondiendo "cibercafé, internet, only e-ticket" (billete electrónico solo). Nos la estábamos jugando, porque si nos hubiera llevado a un ordenador a que lo imprimiéramos nos hubieran pillado en la mentira y las cosas habrían sido bastante más chungas. Pero, afortunadamente, no ocurrió así.

            Cuando nuestra deportación, como la de cualquier cayuquero del Senegal, parecía inminente, debió ser nuestra fingida y exagerada cara de pena, lo que reblandeció su áspero y duro corazón y a pesar de que nos parecieron horas, fueron en realidad un par de segundos, los que desde ese momento, tardamos en escuchar el ruido del sellador sobre el pasaporte. Y más buenas noticias, porque Air Asia no nos había perdido los equipajes.
                Borobudur (Indonesia)
            La situación había sido tan jodida y la tensión acumulada era tanta, que hasta nos hicieron gracia los pesadísimos taxistas que hay a la salida de la terminal aérea y comenzamos a vacilarles. En el sudeste de Asia,a siempre te entran de las dos mismas formas:

            -Where are you from? (de donde eres?)

            -Where are you going? (adonde vas?)

            Tan cansados de estos soniquetes, ya hace tiempo que contestamos dos respuestas, que les dejan descolocados o les hacen reír.
                                                                                                        Surabaya (Indonesia)
            A la primera:  We are from Cambodia, and we are very, very poor (somos de Camboya y realmente somos muy pobres).

            A la segunda: And you, where are you going (y tu, donde vas tu)

            Como el vuelo llego con bastante retraso y debido también a los largos y duros tramites de inmigración, había entrado la madrugada, con lo que nos resultaba imposible llegar a Jakarta –a 37 kilómetros- y buscar alojamiento. Pensamos quedarnos unas horas en la terminal, pero temíamos que apareciera por allí el de inmigración y nos dijera que si además de no tener vuelo de retorno, tampoco pensábamos tomar alojamiento.

            Así que cogimos el bus hasta la ciudad y nos echamos a dormir en el suelo de la estación de trenes. Esto nunca se podría hacer en Hispanoamérica y es arriesgado en Europa, pero el sudeste de Asia es muy seguro y te puedes dormir tranquilamente, aparcando tu equipaje al lado. La prueba es que en el aeropuerto de Kuala Lumpur, dejamos olvidado el paraguas que robamos en el templo hindú de Singapur en el hall, durante dos horas y al volver estaba allí.
                Surabaya (Indonesia)
            Por otra parte, la poca policía que hay, no te dice nada por verte tirado en el suelo. Tienes que cumplir a rajatabla sus estúpidos tramites de inmigración, pero luego puedes andar tirado por ahí sin problemas, como un mendigo.

            Como no nos dormíamos, nos dedicamos a practicar el deporte nacional de esta zona del planeta, que no es el badminton, sino la caza de mosquitos a palmadas. Se le acaba cogiendo vicio. ¡Como pican los jodidos. Son casi del tamaño de garbanzos!.

            Al amanecer, nos deleitamos con los cantos del muecín de la cercana mezquita y nos pusimos en marcha, para buscar alojamiento. Entramos en cuatro cajeros automáticos, para sacar dinero con la tarjeta de debito, pero en ninguno de ellos conseguimos obtener la plata solicitada. La desesperación se hizo total. Estábamos con las tarjetas de crédito no operativas y ahora  con las de debito también inhábiles. Y solo en efectivo, con el equivalente a 10 euros en rupias indonesias, cambiadas en el aeropuerto……..
                                               Atardecer en la balinesa, Khuta (Indonesia)
            ……Menos mal que en esta ocasión, el problema resulto ser de los bancos y no de las tarjetas y al quinto intento, logramos un buen fajo de billetes.

            PD: La frase del viaje, la escribió el otro día mi chico en su diario y es: “Y a pesar de todo, nosotros seguimos como si nada”.

1 comentario:

Eva dijo...

Este texto fue escrito, originariamente, el 28 de agosto de 2.008.