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lunes, 23 de noviembre de 2015

Kaos y Konfusión, a la Koreana: un mal inicio de viaje, solventado con paciencia

Cuando decidimos ir a Corea del Sur -con poca información en la red y con menos ganas de buscarla por nuestra parte-, pensábamos, que nuestros mayores problemas iban a ser, movernos en los diversos transportes y entendernos con la gente. ¡Oh sorpresa!: lo que más nos violentó por el contrario los primeros días fue, conseguir hotel, comida, cervezas y bebidas alcohólicas.
                                                                      Incheon (Corea del Sur)
Fuera de Seúl, no son frecuentes los primeros y en cualquier caso, siempre -salvo unos pocos- son de precio elevado, aunque muy detallistas en sus prestaciones y servicios. En cuanto a la comida, es el país más caro por nosotros conocidos en el mundo, tanto en supermercados, como en restaurantes y puestos callejeros, en este orden descendente. La cerveza es para ricos y el alcohol -hasta que uno descubre el “truco” del soju y los licores autóctonos de sabores- para personas muy influyentes, poderosas o traficantes sin escrúpulos de alcurnia. Pensamos, que durante dieciocho días, nos tocaría prescindir de él.
Esta y las tres siguientes son, de Seúl (Corea del Sur)
Dicen los gitanos, que no quieren ver a sus hijos con buenos principios y nosotros -después de haber pasado el peor inicio de viaje en décadas-, estamos de acuerdo, si se cumple la segunda parte del proverbio (la de que todo luego vaya bien).

Legamos a la localidad de Incheon y decidimos parar el día allí, dado que nuestra errada guía hablaba de algunas zonas de interés: un ayuntamiento horrible y una catedral y un puerto, que se encuentran a unos diez kilómetros de. centro. La lluvia lo inunda todo y rompe, como fichas del tetris, los endebles paraguas -de quita y pon- de los obstinados lugareños.

Después de un vuelo de radio medio, a Estambul, una escala de catorce horas y uno de casi seiscientos minutos, nos hallamos en una cuidad dispersa, con un downtown compuesto por dos enormes centros comerciales -a los que ya ha llegado la Navidad, siendo 8 de noviembre-, sin hoteles y con una muy rica comida -fuertemente influida por la japonesa-, al triple de precio, que en España.

Tras una desesperanzada frustración, se nos enciende la luz de emergencia. Regresaremos al aeropuerto, haremos noche al raso en su terminal -después de dos jornadas viajando- y de madrugada, a Seúl. ¡Allí todo será distinto!, pensamos. 

Pues no. Tras ocho horas desesperadas de alternar, ver cosas y hacer gestiones -con la mochila a cuestas-, sólo hemos resuelto la cuestión de una buena -dados los tiempos- tasa de cambio. Por primera vez en un viaje, queremos volver para casa, casi al día de haber salido. Hoteles hay, pero no nos resignamos a pagar lo que nos piden. Comida, toda la que quieras, a precio del cubierto de una boda de un aristócrata o político de pro español. Y en la bebida, seguimos la siguiente escala, teniendo en cuenta nuestros precios patrios: agua mineral, a precio de cerveza; cerveza, a precio de cubata y cubata, al equivalente de medio kilo de jamón de Jabugo.

Para colmo, es día festivo en el país y todos los supermercados se encuentran cerrados, a cal y canto. 


Nuestra indomable persistencia, finalmente y tras ser pasto de la angustia, tiene premio en tres cuartos de hora. Encontramos un súper abierto, junto a la estación de trenes, donde a cada rato ofrecen degustaciones de más de veinte platos de cocina tradicional -además de café, te, otras infusiones y yogur-, de forma generosa y amable (aunque te lo expliquen en coreano, a toda velocidad). Más adelante, nos daríamos cuenta, de que todos ofrecen esta posibilidad y la mayor parte de los mercados, también 

Allí mismo y para nuestro regocijo, encontramos bebidas alcohólicas de fabricación nacional, ricas y a poco menos de un euro la botella. Y paseando por una de las calles cercanas a la terminal ferroviaria, una señora oronda y alborotada nos ofrece un precio impensable por una habitación. No conoce nuestros números, por lo que un viandante le tiene que ayudar, a que le confirme, que lo que hemos escrito en un papel, es lo que ella solicita.

Pero, milagros no hay. Lo de la cerveza sigue sin solución.

1 comentario:

Eva dijo...

Buenas.

Después de 18 días, hemos vuelto de Corea del Sur, de un magnífico viaje, que sin embargo, no tuvo principios fáciles.

Os resumimos el mismo en una serie de nueve posts.

Esperamos, que os gusten.

Saludos.