Todas las fotos de este post son, de Tokyo
Apenas se ven bebes o niños de corta
edad por las calles, en parques públicos o zonas de esparcimiento.
Son frecuentes, los centros
comerciales subterráneos eternos y no muy bien señalizados. Entre
unas cosas y otras, no terminas de calcular, si pasas más tiempo
bajo tierra que en la superficie. Aunque, esa impresión mejora con
los días
Las japonesas y los japoneses, nos
parecieron menos feas y feos, que cuando los vemos en España u otras
partes del mundo. ¡Deben mandar al extranjero a los menos
favorecidos! Eso ya nos pasó hace más de veinticinco años, cuando
fuimos a Alemania y descubrimos que no todos eran rubios.
Abundan las chicas, ellos no tanto,
con mascarilla en la cara por todas partes. ¡Hasta las cajeras de
los supermercados!.
Lo que comes -y esto es de lo más
fascinante de todos estos esbozos-, sabe a lo que esperas y no, como
en España, donde muchas cosas tienen un aspecto estupendo, pero no
saben a nada. Muy parecido a lo que ocurre en Corea del Sur.
Nos ha dado la sensación, de que
pronuncian como escriben, porque siempre entendieron, donde queríamos
dirigirnos, sin pestañear (igualito, que en India o en los países
árabes).
Los peatones son muy acelerados.
Cuando vienen de frente, parece que te van a arrollar, pero en el
último momento, se abren y cambian de trayectoria. Menos, claro
está, en el famoso cruce de Sibuya
Pocas cosas son caras en Japón, si
exceptuamos los productos del supermercado. El transporte sale igual
o más barato que en España y resulta más eficiente. Hoteles hay
para todos los gustos, pero lo que si resulta prohibitivo son los
bares y restaurantes.
Lo mismo te topas con tres
supermercados en media hora, que con ninguno en un día entero. No
hay normas, para un recién llegado acostumbrado a que en España
haya dos o tres en cada barrio.
Minimalismo: todo es pequeño en
Japón. Los platos, las casas, las habitaciones de hotel, las toallas
del baño (hemos tenido, que secarnos con una, de un tamaño inferior
a una servilleta).
En una tarde, no es fácil encontrar
degustaciones gratis y deliciosas, pero con un poco más de tiempo y
paciencia, das con los sitios donde probar las exquisiteces propias
del país.
Los frikis del manga, del anime, de
los pachinkos, de las máquinas recoge-todo con el gancho -sean
peluches, kinchi o hamburguesas- son pocos y no tan sobrevalorados
como en occidente
El rock japonés es muy bueno. Lo
pudimos constatar, en directo, en el mismo hostel, donde nos trataron
de engañar
Nunca te cogen, ni te dan el dinero en
la mano. Siempre tienes una bandejita para ese trámite.
No hay gatos. No hay cibers -o están
muy escondidos-, pero sí salas de relax para ambos sexos, aunque
nunca revueltos.
No encontramos borrachos durmiendo sus
excesos, tirados por la calle. ¡Ni siquiera, nosotros!.
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