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sábado, 7 de octubre de 2017

India, siempre te da, lo que te quita

                                                    Esta y la de abajo son, de Delhi. El resto, de Nahan (India)
          Circular entre motos, rickshaws, cacharros, vacas, coches, vendedores, por lo que yo llamo “el cuadrado mágico” -prefiero ironizar, que llamarlo, de la muerte, que sería más exacto- de Delhi, es cada vez más aterrador. Dicha zona esta formada por Main Bazar y su paralela -la de las tiendas de alcohol- y por sus dos intersecciones, teniendo una de ellas una gran oferta de restaurantes y ubicándose enfrente de la estación, de New Dfelhi.

          Y, los polis sentados apaciblemente en cualquier parte, lo están viendo todo, pero pasan de ello. Eso sí, si pretendes transportar una pequeña botellita de alcohol en tu equipaje -que no beberla- por un periplo de tres estaciones del metro, encontrarás problemas y una intransigencia absoluta. La solución, sin embargo, resulta sencilla. Te vas cincuenta meros más allá y echas el liquido en una botella vacía de refresco. El mismo segurata o policía, te deja pasar, sin objeción alguna. El dicho asegura, que te engañan como a un chino, pero creedme, que es más fácil burlar las defensas de un indio.

          Pero anécdotas y agobios al margen y de momento, después de quince días en India, nuestro problema fundamental están siendo los autobuses, que dados nuestros objetivos, se han convertido en nuestra principal forma de transporte. Y así -para nuestra desgracia-, seguirá siendo.

          Releyendo los post de nuestro viaje de 2014, encontré dos que se titulan Pesadilla Pradesh (I y II). Creo, que esta vez y refiriéndonos al estado de Himachal, la cosa se va a quedar corta. Por si lo de Chennai y Hassan no hubiera sido suficiente, al recalar en la estación de Delhi, ya nos olíamos algo, al verla casi vacía (algo imposible, en cada metro cuadrado, de India).

          Ni ayer, ni hoy, circulan autobuses, a Himachal Pradesh y para explicárnoslo, nos remiten a un letrero, escrito en hindi, de no muy buenas formas. Un viajero compasivo, nos explica de forma precaria y resumida, que la “road is blocked” y también algo sobre el estado de Hariyana, zona según mis cálculos, que en un principio, no deberíamos cruzar.

          Desconcierto y asunción paulatina de la nueva situación. Viajaremos, a Dehra Dun, nuestra única opción, como la de las lentejas, que si quieres las tomas o si no, las dejas. Tras seis horas botando entre túmulos y baches y con nocturnidad, llega la esperanza. A las seis de la mañana circula un bus, a Shimla, pero va tan lleno, que resulta imposible, ni colocar un pie en las escalerillas de subida. También tratamos de subir al de las ocho y al de las diez y media, pero es un esfuerzo inútil. A otros pasajeros también les ocurre lo mismo.

          De nuevo, hay miles de autobuses, pero ninguno a los diversos destinos, que nos vamos planteando: Chandigarh, Srinagar, Manali, Haridwar... Sólo transita uno a Shimla, a las doce de la noche, pero como siempre, el billete se saca en el autobús, con lo que no tienes ninguna garantía de poder subirte a él.

          La desesperación, las discusiones entre nosotros, el incesante calor... y la final, llega la cordura, aunque no exenta de cierto riesgo. Avanzaremos hacia Nahan, a mitad de camino, a buscarnos allí la vida. Al fin y al cabo, sólo es hoy y la gente aquí, vive así todos los días de su maldita existencia.

          Sin caer en el misticismo, porque nunca tuvimos mucho y ahora menos, nos damos cuenta, una vez más, que la India te devuelve siempre lo que te ha quitado antes: Nahan es una fantástica ciudad sostenible con unos amplios bazares semi-peatonales -sino fuera por las putas motos de siempre-, con sus bien abastecidas tiendas, sus coloridos templos, su plaza principal, sus edificios decadentes...

          ¿Llegaremos mañana a Shimla, al tercer intento?. Hoy sumamos nuestro día 161 en India y más de 28000 kilómetros recorridos y creedme si os digo, que no tenemos ningún interés especial en mejorar estas cifras, si no fuera, por las altas expectativas puestas, en Leh y Srinagar..   

1 comentario:

Eva dijo...

Buenas,

Dos semanas después descubrimos, que la suspensión del tráfico y trenes, con Himachal Pradesh, se debió a una revuelta y manifestaciones violentas, que se produjeron en el estado, de Hariyana, al conocerse la sentencia, sobre un gurú, que había violado a dos mujeres y que lo condenaba a la cárcel. Los causantes de los graves y sangrientos altercados fueron sus partidarios. ¡India es India!.

Saludos.

Eva