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sábado, 21 de octubre de 2017

La otra desesperacción


           Si lo de las tarjetas SIM de los teléfonos, supuso todo un inconveniente, lo de los autobuses en India resultó toda una desesperación, que en algunos momentos, nos llevó a la extenuación. Relatemos, uno por uno, los diversos incidentes, que padecimos

        -Estación, de Chennai: Nos toca ir de ventanilla en ventanilla y cada persona nos dice una cosa diferente, sobre si hace falta reservar o no, el bus a Bangalore y sobre los horarios de salida. Después de hacer una larga cola, vuelta a empezar, porque no hemos pagado una rupia por el formulario de reserva. Al pagar, precio distinto al expresado anteriormente y más de cuarto de hora, para que nos devuelvan treinta rupias, porque no tienen cambio. A la mañana siguiente, llegamos a una estación a las afueras, a pesar, de que nos habían indicado, que arribaríamos a la ubicada junto a la de trenes, en el centro.


          -Estación, de Hassan: Al llegar, preguntamos si hay autobús directo, para Hospet y nos aseguran, que sí: a las siete y diez de la mañana, además, de a las cuatro de la tarde. Reconfirmamos la información al día siguiente, jornada de nuestra partida y nos incluyen uno nuevo: a las tres de la tarde. Optamos por este, pero “is coming”, aunque nunca llega. El siguiente, que casualidad, resulta que lo han suspendido hoy. De nada nos sirve, cabrearnos con todo lo que se mueve. Al final, autobús a Shimoga, a mitad de camino y la incertidumbre, de como llegaremos a Hospet, siendo de noche. Afortunadamente, todo se resolvió bien, dado que entre estos dos destinos, circula un vehículo cada media hora -van semivacíos-, contra todo pronóstico. La india tiene estas cosas: unas veces te echa un cable y otras, te jode vivo.

          -Estación, de Delhi: Queremos tomar un bus para Shimla, pero resulta, que ni ayer, ni hoy es posible, dado que no circulan autobuses a ningún destino, de Himachal Pradesh, desde aquí. Preguntamos, por qué y nos remiten a un letrero escrito en hindi, de muy malas maneras. Un pasajero se apiada de nosotros y en precario inglés nos asegura, que “the road is blocked”. Después de analizar la situación con meticulosidad, llegamos a la conclusión, de que nuestras opciones son: Dhera Dun o Dhera Dun.

          Semanas más tarde, ya de vuelta del circuito por el noroeste, nos esteramos, de que la condena a varios años de cárcel, impuesta a un gurú religioso, por haber violado a dos chicas, había desencadenado numerosos altercados y movilizaciones multitudinarias, en estaciones de transporte y carreteras del estado, de Hariyana..

          -Estación, de Dhera Dun: Según reza un cartel, circulan buses, a Shimla, a las siete, las diez y las once de la mañana, además, de a las doce de la noche (aunque, de este último, no nos fiamos). Tratamos de subir a los tres primeros, pero ya vienen llenos desde Haridwar y no se puede poner siquiera un pie en la escalerilla del vehículo. Esto sucede casi siempre, porque no existen ventanillas de venta y el billete se suele comprar al cobrador del autobús. Finalmente y tras largas deliberaciones y mucha desesperación, autobús a Nahan, localidad que se halla a medio camino, de Shimla. Luego, no nos arrepentimos, porque el bazar de esta ciudad merece mucho la pena para pasar una tarde.

          -Estación, de Nahan: Son las tres de la tarde y no hay un solo autobús hasta mañana, a Shimla, aunque nos encontramos a poco más de cien kilómetros para nuestro destino. Toca pasar noche aquí y pegarnos el madrugón.


          -Estación, de Shimla: Esperamos, pacientemente, nuestro turno para pedir información y comprar los billetes, para Mandi, nuestro siguiente destino. Delante de nosotros, a un joven, no le debe gustar lo que le están diciendo, se enfada y con sus poderosas botas de montaña y una fuerza estratosférica, pega una fuerte patada a la ventanilla de grueso cristal, que salta por los aires y que no nos cae encima, de puro milagro. Lo curioso del asunto es, que nadie se inmutó lo más mínimo por lo acontecido.

          A esto hay que añadir, como no podía ser de otra manera, atascos constantes, adelantamientos temerarios, carreteras deficientes, buses muy viejos... y las terribles carreteras, de Manali, a Leh; de este lugar, a Srinagar y desde este punto, a Jammu.

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