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domingo, 15 de octubre de 2017

"Tuck tuck, Sr; tuck tuck, Madan"

          Todos los que hayáis viajado a Asia en general y al sudeste asiático o a India, en particular, sabéis de que os hablo si digo: “¡vamos a coger un tuck, tuck!”.

          Este medio de transporte abunda en las ciudades más pobladas y congestionadas de este continente. Sus conductores son hábiles a la hora de sortear el denso tráfico, con el que que tienen. que convivir a diario, en las carreteras. La mayoría de ellos disponen de taxímetro pero se suele acordar de antemano el precio de la carrera, y, aquí depende de tu destreza a la hora de regatear, aunque a veces, consigues menos descuento, que si dejas que el contador cumpla su función.

        En las calles de India es casi imposible no verlos y no tener que quitarte de encima a los conductores, que machaconamente te insisten una y otra vez: “tuck tuck, sir, tuck tuck, madam”

          Pero este vehículo tiene varias funciones, además de la obvia:

          -Muchos, se convierten en pequeñas empresas de transporte de mercancías: llevan paquetes enormes, cajas de fruta y verduras, tubos de aluminio, sacos de cemento y otros materiales de construcción...

        -Al mismo tiempo, también hacen de mensajeros: cartas urgentes, paquetes postales, sobres con correspondencia oficial...

          -Transporte de todos los utensilios necesarios para montar un puesto de momos, por ejemplo. Esto lo vimos en las cercanías de la Puerta de la India, donde un joven llegó y con él toda los instrumentos, para instalar su tenderete, en espera de que todas las familias, que merodeaban por allí, de paseo acabaran con sus existencias de este delicioso plato tibetano.

          -Sí no hay una ambulancia a mano para llevar a un accidentado al hospital, no os preocupéis, que allí aparecerá el salvador tuck tuck para, a toda prisa, cumplir esa función, aunque sea de manera rústica. Y lo mismo, si necesitáis, que un enfermo dado de alta y con la bolsa de los orines colgando, sea llevado hasta su domicilio.

          -Que hay un choque de vehículos y no aparece la grúa, no pasa nada. El policía llamará a un tutckukero para que transporte partes del coche o la moto accidentados. Aunque tengan que subirla a pulso entre dos o tres personas.

          -Otra función, que cumplen estupendamente, es la de transporte escolar. Las mamás pueden respirar tranquilas: sus retoños están en buenas manos y llegarán puntuales al colegio, aunque de camino tengan, que sortear a autobuses, motos, otros tuck tucks, vacas... y meterse por calles de dirección prohibida o hacer giros en la dirección inversa...

        -En cuanto a los guiris se refiere -aunque sean un poco pelmas con los extranjeros-, pueden ser de gran ayuda para multitud de pequeñas cosas: hacer de guías turísticos de forma gratuita, según te llevan a tu destino o de forma remunerada, si los contratas para una jornada completa. Te pueden cruzar las calles, esas que tienen un río constante de tráfico y resultan imposibles de atravesar andando y lo mismo, si quieres ir hasta una boca del metro y te parece misión imposible, allí están ellos. Además, mientras estés en los brazos de tu particular tucktukero, por aquello de respetar a un compañero de gremio, no se te acercarán ningún otro.

          -Y, por supuesto, son taxis y transportan a personas. Sobre todo es fácil ver a varias señoras con las bolsas de las compras, a bordo de estos vehículos de tres ruedas o a los ejecutivos de corbata y maletín en ristre, hacer uso de sus servicios.

          Cuando hay un hueco en su ajetreado día o simplemente, han finalizado la jornada laboral, verás que los tuck tucks son muy útiles, como salones de lectura de prensa o como dormitorio.


          La verdad es, que a pesar de sus inconvenientes, a mi me encantan y el día, que desaparezcan, India perderá uno de sus encantos. Ver la marea del tráfico y no distinguir en ella los colores verde-amarillos de estos taxis será, como si nos hubiéramos quedado huérfanos.

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