Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 24 de diciembre de 2016

¡Este viaje es una pesadilla (parte II: el monzón español, que no es Wyoming)!

                                              Esta y la de abajo son, de cabo de Gata, en San José (Almería)
          Al quinto día de viaje, después de dos llovidos y tres de tiempo variable, nos empezó a entrar cierta confusión. ¿Nos habremos equivocado de autobús o nos habrán drogado y trasladado a Galicia, Asturias o Escocia?. Bueno, a Escocia no, porque como ya vimos en su día, puede estar varias jornadas con el cielo negro negrísimo y no caer ni gota.

          A los ocho días, tras cinco de intensísimas precipitaciones, después de haber visto ciudades y pueblos anegados -muchos, sin una sola alcantarilla, que aliviara la situación-, desiertos inundados y con corrientes vertiginosas y peligrosas sobre sus agrestes y lunares ramblas -no había contemplado algo semejante en mi vida- y un mar encolerizado y marrón, llevándose todo lo que se mueve, empiezo a tener conciencia, de que estamos en el sudeste asiático o en India, en plena época destructiva de monzones.
Esta y las dos de abajo son, de Mojácar (Almería)
          Recapacito, después de tratar de mover mis pies, enclaustrados en unas pesadas botas llenas y rodeadas de agua y barro. Me cuesta más desplazarme, que si portara grilletes o los antiguos zapatones de los buzos prehistóricos. Han sido ya varias veces, las que hemos visitado estos mencionados territorios asiáticos en su época de lluvias y nunca vimos nada semejante. Buscamos lo positivo: ¡se pueden disfrutar experiencias alucinantes, exóticas y únicas sin abandonar nuestro delirante y podrido país!.

          Los efectos del agresivo temporal sobre Andalucía oriental, Murcia y la comunidad valenciana, ya los habéis visto por la tele, pero no es lo mismo, que vivirlo sobre el terreno, sin paraguas -en los trekkings no nos habría servido de nada- y con unos impermeables muy básicos. Porque, cuando uno viaja a estas zonas en diciembre, no espera que ocurran estas cosas (y menos, cuando había sucedido lo mismo dos semanas atrás).

          Y aún, tuvimos suerte, porque, como si se adaptara a nosotros, la lluvia casi nos permitió llevar a cabo todo el itinerario previsto. Eso sí: ¡de noche, se cebaba!.

          Todo empezó el tercer día, como la resurreción de Cristo, pero en este caso, al revés. Durante nuestra visita a las Alpujarras, el cielo se fue tiñendo de negro y al volver a Granada, cayó la mundial Nos entraron ganas de estrangular al elocuente y repipi conductor de nuestro casi vacío bus, que no paraba de enaltecer las beneficiosas propiedades de la lluvia y de la nieve, sobre todo, para aniquilar a los bichitos, que luego se convierten en parásitos molestos en verano. ¿No se callará la boca este hombre!.

                                                Las tres siguientes son, del desierto de Tabernas (Almería)
          Pero, si algo puede empeorar, lo hará. Tras un día de sosiego en Almería -en el que probamos la manga corta-, llegaron dos jornadas infernales y otras tantas de purgatorio.

          Habíamos decidido, pasara lo que pasara -somos así de inconscientes y un día nos costará caro-, hacer la senda, que junto a los elevados acantilados de cabo de Gata, lleva desde San José, a Los Escullos, a traves del Pozo del Fraile. En condiciones normales, se trata de un camino esforzado y ascendente. Hundidos sobre el fango y tambaleantes -con riesgo de caer al mar-, debimos darnos la vuelta, una vez cumplida la mitad de la travesía. La tarde fue algo más benigna y nos permitió disfrutar de la espectacular playa de los Genoveses y de las bonitas calas urbanas, menos esforzadas.

          Al día siguiente, tocaba el desierto de Tabernas, el único del sur de Europa. Taxi desde la localidad almeriense, hasta la entrada del patético Mini Hollywood (caro parque temático de películas del oeste). De camino, el locuaz conductor -que fue camellero hace un par de décadas- nos cuenta, que ha llovido más en esta última semana, que en los seis años pretéritos juntos. ¡Alentador panorama!, sobre todo, cuando amenaza: “¡mirad, ahí vienen las nubes de la sierra!”.
                                                   Lorca (Murcia)
          Al bajar a la rambla y ya pinteando, fuimos incapaces de distinguir, si estábamos aquí o en la selva de Vietnam. ¡Qué bien nos habría venido un buen machete para abrirnos paso entre la jungla, mientras doblábamos las piernas ante el incontrolable barro fangoso. Media ruta y vuelta, arreciendo el temporal, pero permitiéndonos regresar al parking, antes de hacerse efectivo el diluvio universal, que duró 18 horas, con relámpagos y truenos sólo vistos, en las series de dibujos animados de maléficos monstruos antisociales y vengativos.

          Los días del purgatorio los pasamos en Mojácar, Lorca y Murcia, entre lluvias y claros, aunque acompañados de un viento feroz y veloz, que derribó varios árboles. Nuestras pecaminosas almas debieron comportarse bien, porque el sol nos acompañó, durante las tres últimas jornadas del viaje.

          Hablando de pesadillas españolas y no, precisamente, de la cocina. Pocas habrá peores, que la de los habitantes de la desolada y sumisa Lorca, donde después de más de un lustro, aún siguen siendo visibles las penosas consecuencias del terrible terremoto, olvidado por las administraciones hace tiempo (y por todos, en general).    

viernes, 23 de diciembre de 2016

¡Este viaje es una pesadilla (parte I: Marina)!

                                                     Navidad en la Puerta del Sol (Madrid). Debajo, Granada
           Así, a primera vista, el encabezamiento puede parecer un poco sensacionalista. Y vaya por delante, que en cierta medida, lo es. A los periodistas nos encanta poner buenos titulares para que los lectores se enganchen. Por ejemplo: si yo digo, que la India es maravillosa o mística, pues no me como un colín. Sin embargo, si aseguro -y además, con cierta vehemencia-, que ese país es una mierda, pues ya tengo el caldo de cultivo para un artículo potente. Y más, en el desolador mundo actual periodí8stico, donde nadie contrasta las informaciones antes de publicarlas y donde lo prioritario es la inmediatez, aunque luego te la pegues o te la peguen.

          Puede resultar exagerado y lo es, que quien ha hecho miles de kilómetros de interrail en su inexperta juventud por la otrora terrorífica Europa del este, de finales de los ochenta y principios de los noventa o que quien ha padecido temperaturas cercanas a los cincuenta grados en países tan distantes, como India, Emiratos o Nicaragua, pueda tildar de viaje pesadilla, un periplo de 12 días por Andalucía oriental -quizás, pueda ser la maldición de Susana Díaz, que ya afecta a tanta gente- y Murcia, en plena época digital.

          Pero, realmente y sin esperarlo, este viaje se ha encabronado hasta límites insospechados, hasta darnos cuenta, de que en España se pueden pasar muy putas -eso ya lo saben y lo tienen grabado a fuego los jóvenes patrios y los parados de mediana edad-, cuando las cosas se tuercen lo suficiente. Lo cierto y verdad es, “que este es el viaje pesadilla” -y mirad, que llevamos decenas de periplos por el mundo, durante treinta años-, ha sido la frase más repetida por nosotros, al menos, durante las dos primeras terceras partes de su transcurso.

                                                                Capileira (Granada). Y debajo, Almería
          Todo empezó, cuando pasadas las doce de la noche y a falta de seis horas para la partida de nuestro bus, a Granada, se nos acerca una rumana, llamada Marina, que nos advierte de que la estación de avenida de América, en la que pasamos el tiempo somnolientos, entre guías, cervezas y whatsapps, cierra a las dos de la mañana y debemos dar con nuestros huesos en la calle, en pleno mes de diciembre y a cero grados, aunque tengamos billete de transporte para unas pocas horas después.
San José, en cabo de Gata (Almería)
          Lo que nos pide Marina, una simpática y guapa chavala de 26 años, es si se puede quedar con nosotros, ese periodo de tres horas y media, en el que deberemos vagabundear por las arterias capitalinas y buscarnos la vida. Nosotros, encantados, aunque nos parece increíble, que esto pueda ocurrir en la España del siglo XXI. ¡Otra vez, he exagerado, porque hace mucho tiempo, que nada de lo que ocurre en este país, nos asombra o eriza el más reposado vello de la piel!!.

          Con displicencia, inhumanidad y hasta con cierto regocijo, los mandados de perfil bajo, pertenecientes a subcontratas de míseros sueldos, nos ponen a la hora señalada, de patitas en la calle. Eso sí: no hay discriminación. Como comprobamos, da igual que seas nativo patrio, comunitario, miembro del amenazante Grexit o pacífico y emergente japonés. ¡¡Todos, a la p... vía pública (que para eso, lo es)!!.

                                             Esta y la de abajo son , del desierto inundado, de Tabernas (Almería)
          Los tres, nos vamos a la semi abierta cubierta portátil de una terraza cercana, de esas que se han puesto ahora tan de moda, hasta en el polo sur. Pero, el helador frío comienza emergiendo por los pies y las piernas, hasta casi atenazarnos la lengua. Como, la conversación con la chica esta bastante interesante, tratamos de que esto no ocurra y buscamos una cercana boca de metro, ya cerrada por una gruesa verja.

          Aquí,, hace bastante mejor, por lo que la charla se reanima. Marina es médico, aunque ahora, su ocupación en la vida no es otra, que encargarse del cuidado de una anciana de 86 años, en Logroño, hacia donde parte a medida mañana. Trata, de momento sin mucho éxito, de forjarse un futuro sanitario en España. Se muestra luchadora, soñadora -como debe ser, a esa edad-, explosiva, confundida y a veces, algo radical, pero nunca pierde la sonrisa y la amabilidad.

          Tampoco, la exacerbada conciencia ultra nacionalista, a la que ya estamos acostumbrados, cuando tratamos con personas jóvenes de Europa del este (especialmente, mujeres).
Mojácar (Almería)
          Las ha pasado canutas, huyendo de un padre autoritario, de profesión ganadero -que trata a sus hijas, como a las propias vacas- y de muy pocas luces, aunque sí las suficientes, para haberse movido con relativo éxito por los insondables páramos de la dictadura de Ceaucescu y de los gobiernos posteriores.

          A ella, el dominante e impío déspota carpático, asesinado ya en el lejano año 1.989, le suena casi a Chino, aunque si agradece, que dispersara a las minorías húngaras muy al interior del país y así permanecieran alejadas de su frontera y crearan menos conflictos. Los recelos rumano-húngaros no nos resultan extraños, desde hace décadas, habiendo departido con miembros de ambas nacionalidades.

                                                                 Caravaca de la Cruz (Murcia)
          Cuando Marina nos está contando, ya crecida, que su record de limpiar habitaciones de hotel está en 17, en una sola jornada, aparecen dos babosos sesentones, algo pasados de alcohol, que no se sabe muy bien, que buscan, pero lo que es seguro, que nada bueno para nosotros y la intimidada joven. Así, que volvemos a la desvalida terraza, donde nos vuelven a colgar los chupiteles, carámbanos y témpanos de los pelos, las orejas, la nariz...
                                                                                                         Mula (Murcia)
          Al fin, abren la estación y nos despedimos cordialmente de nuestra fugaz amiga, sin más compromiso, que la agradable compañía mutua recibida. Nos deseamos lo mejor, mientras nos cuenta, que en Rumania, un médico gana 250 euros -como un albañil o un operario-, que a veces tiene que pagar de su bolsillo determinados materiales sanitarios básicos y que los más desalmados -conoce un caso-, obligan a los pacientes a vender la casa para pagarse los tratamientos.
Navidad, en Murcia
          A la vuelta del viaje y cambiando de tercio, aunque no mucho, pasamos una hora y media en los exteriores de la estación de autobuses, de Albacete, a dos grados bajo cero, sin que nos quisieran abrir, desde dentro. Y luego, ya en la terminal sin calefacción, seis horas más, en las que además del frío, sufrimos el almibarado, alechecondensado, acañadeazucarado, adulcedelecheado o -en definitiva- edulcorado y ñoño final, de Velvet, gracias a su magnífica -siendo justos- conexión wi-fi gratuita.

lunes, 5 de diciembre de 2016

El último viaje del año nos lleva al sureste

                                        Caravaca de la Cruz (Murcia) y debajo, el desierto de Tabernas, en Almería
          El último viaje del año 2.016, nos llevará a las provincias de Granada, Almería y Murcia, durante casi dos semanas, partiendo dentro de siete días. Conocemos las tres capitales -aunque en Almería, mi última estancia se remonta, a hace 39 años-, pero no hemos profundizado tanto en sus pueblos, sus alrededores y sus paisajes o rutas.
                                                                                 Cabo de Gata (Almería)
          Como siempre, el viaje lo llevaremos a cabo en transporte público, lo que ha limitado algo el itinerario, así como el abusivo precio de los hoteles en lugares, como cabo de Gata, Lorca, Yecla, Jumilla o Moratalla, que en plena época baja piden una barbaridad por alojarse una noche, en lugares tampoco muy especiales.

          En un principio, hemos trazado el siguiente recorrido, que se podrá ir modificando sobre la marcha. Aunque, creo que no mucho, dado que todo lo llevamos bastante estudiado:
Mojácar (Almería)
          Día 1.- Valladolid-Madrid. Siempre es apetecible pasar medio día en esta ciudad, donde vivimos tantos años -más de quince- y más en plenas fiestas navideñas.

          Día 2.- Madrid-Granada -bus nocturno- y Granada. Como no podía ser de otra manera, nos encanta esta ciudad, en la que ya hemos estado unas cuantas veces. Encontrar alojamiento, a 16 euros la noche, ayuda mucho.
                                                                             Lorca (Murcia)
          Día 3.- Alpujarrras. Esta zona se encuentra muy bien comunicada por transporte público, por lo que en un día y con precios moderados, podremos visitar Lanjarón, Órgiva, Capileira y Pampaneira, volviendo a dormir, a Granada.

          Día 4.- Baza o Tabernas. En un principio, queríamos acometer los dos destinos. Decidimos, renunciar al primero, por razones logísticas, pero ahora y tras informarnos, no tenemos claro, que exista otra manera de llegar desde Tabernas, al Mini Hollywood -donde empieza la ruta del desierto-, que no sea ir andando, durante 6 kilómetros, por la N-340a (o en caro taxi).
Capileira (Granada)
          Día 5.- Almería. En un principio, día tranquilo en esta ciudad, que ofrece más sorpresas de las previstas.

          Día 6.- Cabo de Gata. Nos trasladaremos, a San José y optaremos entre dos rutas: la del Pozo del Fraile y Los Escullos -unos 14 kilómetros, de forma circular- o la de de torre vigía Vela Blanca, que discurre por la costa (unos 5 kilómetros). Hacer las dos, anocheciendo tan pronto, no parece posible, pero ya veremos.

          Día 7.- Mojácar. Tengo vagos recuerdos de esta bonita ciudad y su playa, de un ya lejano, 1.977 de mi niñez.
                                                                                 Jumilla (Murcia)
          Día 8.- Lorca y Murcia. Aquí, empiezan las renuncias: Velez Blanco y Velez Rubio, por razones logísticas de transporte y precios de hoteles. Tampoco iremos a Aledo, cercano a la ciudad del desastroso terremoto.

          Día 9.- Desde Murcia, Caravaca de la Cruz -el año que viene es lugar de peregrinación- y Mula. Hemos desistido de visitar, Cehegín y Moratalla, por los mismos motivos expuestos en el párrafo anterior.¡Una lástima!

          Día 10.- Yecla y Jumilla, que vienen a sustituir, a última hora, a los destinos descartados. Frecuente transporte público entre ambas y la capital.

           Día 11.- Murcia y Murcia-Madrid por la tarde.
Almería
          Día 12.- Madrid-Valladolid. Y punto final, en la víspera de Nochebuena (¡noche de paz, noche de amor!).

          Alsa se ha puesto las pilas y a través de su lenta y estresante web, oferta precios increíbles, antes impensables, generalmente, para largas distancias. Así, Valladolid-Madrid-Granada nos sale por 20 euros por persona y lo mismo, para Murcia-Madrid-Valladolid. Otra cosa son, recorridos cortos con menos demanda. Las otras compañías, que utilizaremos son, Autobuses Bernardo, Lycar-Damas, Costa Cálida y Trapemusa. En la región de Murcia es, donde el transporte público resulta más escaso, aunque no entre núcleos relativamente grandes.
                                                                              Moratalla (Murcia)
          Para los hoteles, hemos destinado 250 euros para las nueve noches de alojamiento. Los precios van desde los 16 euros, de Granada, a los 32, de Mojácar. La mayoría de los restantes rondan los 30.


          ¡Contaremos lo que nos acontezca!. 

domingo, 27 de noviembre de 2016

La Senda del Oso

                                            Todas las fotos de este post son, de la Senda del Oso (Asturias)
          Fueron días de viento frío y de cuestas pronunciadas; de limoneros de frutos olorosos, aunque de cáscara muy gruesa; de mandarinos sobrios y perezosos y de manzanos esbeltos, sin ni una sola hoja, pero con sus frutos enrojecidos y apetitosos. En el paraíso de la sidra, no pudimos visitar la fábrica de El Gaitero, en Villaviciosa, dado que sólo ofrece esta actividad de jueves a domingo, de forma gratuita, días que no coincidieron con nuestra estancia.

          Lo que si pudimos realizar -a pesar de la persistente y molesta lluvia-, fue, parcialmente, la Senda del Oso y no quedamos arrepentidos de esta decisión. Se trata de senderismo tranquilo y canalizado por cercas de madera, que se puede llevar a cabo, andando o en bicicleta y que entraña poco riesgo, si se desea hacer con niños. Aunque resulta necesario estar un poco en forma.

          No nos cruzamos con nadie -ni siquiera con los escondidos lugareños- y disfrutamos a tope del paisaje rural, de los hórreos, de las calabazas gigantes y coloridas, de las verdosas y majestuosas montañas, de los riachuelos turbios y embravecidos, de la plenitud ocre del avanzado otoño y hasta de las osas pardo, Paca y Tola, que nos salieron a recibir con majestuosidad e indiferencia, cuando no albergábamos la más mínima esperanza, al pensar, que a estas alturas del año, estarían hibernando. Una es tranquila, pero la otra tiene más mala leche.

          Asturias se muestra muy dispersa y desnivelada. Las carreteras no son para disfrutarlas, sino para sufrirlas, dado que casi nunca existe arcén. Nada de ir andando por ellas, como ocurre en la mayoría del país. Sin embargo, el transporte público -fundamentalmente, ALSA-, llega a casi todos los puntos de la región, por pequeños y aislados, que se encuentren.

          No es, sin embargo, está compañía, la que tenemos que tomar en la estación de Oviedo, para desenvolvernos por la Senda del Oso. El servicio lo presta la empresa Bimenes, desde los andenes 31 y 32, con al menos, cuatro autobuses diarios en ambas direcciones.

          La Senda del Oso presenta forma de Y. En el extremos de abajo, se encuentra, la casi despoblada, Tuñón. Y en los puntos de arriba, Entrago, a la derecha y el pantano de Valdemurio y Santa Marina, a la izquierda. Aunque el recorrido no resulta muy exigente, entre Entrago y Tuñón hay unos cuatrocientos metros de diferencia, en su altitud. Por lo que si lo que se quiere es disfrutar del camino de forma más cómoda y en descenso, se debe empezar por este primer punto.

          Nosotros no hicimos la senda entera, por motivos logísticos, climáticos y sobre todo, porque a fecha de hoy, esta cortada en la localidad, de Proaza, por supuestas labores de mantenimiento y mejora de la seguridad. ¡Es lo que tiene viajar fuera de temporada!.

          Si empiezas a caminar desde Tuñón -cual fue nuestro caso-,, se pasa por un par de túneles y de puentes, hasta llegar a la apacible y encantadora localidad, de Villanueva, a unos tres kilómetros, a través de un sendero irregular y serpenteante. La misma distancia se debe recorrer, para llegar a Proaza. Un poco antes de este punto, se encuentra la zona acondicionada para la supervivencia y el disfrute de las osas pardas, que moran aquí desde hace tiempo, vigiladas y mantenidas, después de que un cazador furtivo se cargara sin piedad a su madre.


          Se continúa, otros cuatro kilómetros y a través del desfiladero de Peñas Juntas, hasta llegar a Caranga, donde el camino se divide, como ya se ha indicado, hacia Santa Marina o hacia Las Ventas y Entrago, lugar muy cercano a La Plaza, que ostenta la capitalidad del poco poblado condado de Teverga.

          Si uno se decide a llevar a cabo la travesía por el itinerario más popular -entre Tuñón y Entrego-, la distancia a recorrer es de 22 kilómetros. Si se va en un sólo coche, habrá que hacerla en ambas direcciones (ida y vuelta). Pero, si se opta por el transporte público o la bicicleta no será necesario. Tuñón, se encuentra a unos 19 kilómetros de Oviedo, que en bus suponen media hora. A Entrago, se tarda otros treinta minutos más.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Aunque el viaje sea corto, hay mucho tiempo para pensar

                                                                       Villaviciosa (Asturias)
           Donald Trump; Rita Barbera y los submundos impunes, delirantes y agresivos del PP; Fidel Castro... Para los impíos e interesados opinadores patrios, premiados con generosos sueldos, la semana está dando mucho de sí, aunque no tanto, como la de defenestración, de Pedro Sánchez. Yo, que soy periodista de carrera y -parcialmente- de profesión, ya no leo los periódicos y cuando paso fugazmente por algunas informaciones o ruedas de prensa en la tele, el espectáculo se muestra tan patético, que me arrepiento de estudiar lo que estudié y de ejercer, lo que ejercí (en aquella época, sin presión alguna, puedo constatar)..
                                                                                                        Tazones (Asturias)
          Siento, a pesar de mi frustración colectiva y de, sin embargo, mi gran éxito personal, que mi vida ya está felizmente amortizada y que todo lo bueno, que me venga, es puro agradecimiento y regalo. De verdad, que cuando era joven y una persona entusiasmada y muy activa, quería cambiar el mundo y ya hace tiempo, que me di cuenta, de que ni se puede, ni siquiera se sabe, dado que en siglos, nadie lo consiguió. Lamentablemente, el tiempo es cíclico y muy jodido, pero nosotros no nos podemos quejar, porque vivimos muy de cerca la gran época de libertades y prosperidad, que envolvió al mundo, no hace tanto tiempo, aunque la mayoría de los seres humanos, ni siquiera se dieran cuenta.
Colunga (Asturias)
          En cualquier caso y desde mi pasotismo y dejadez, inducidos por propia salud mental y física, hay muchas cosas, que me avergüenzan y viajando por España, como en estos días, me incomodan aún más. Por ejemplo, yo nunca hubiera imaginado a cuatro valientes voluntarios a la altura de la línea de cajas de El Corte Inglés, de Oviedo, suplicando galletas, Colacao, leche o pan de molde, porque hay cientos de miles de niños en este país sin rumbo, que no pueden desayunar o merendar. De verdad, ¿que no se os cae el alma a los pies, mientras sacáis músculo portando las bolsas del black friday o haciendo las eternas compras de una Navidad, que ahora dura tres meses?. ¡Ojo!. A mi estos eventos comerciales, tampoco me molestan, dado que no me obligan a nada, que no quiera hacer.
                                                                                                           Lastres (Asturias)
          Viajar por tu país, también te hace llegar a la conclusión, de que a pesar de la variedad de cosas, que aprendes -fundamentalmente, relacionadas con la gastronomía y las costumbres-, existe un poso común. En la actualidad, no es difícil constatar para la mente no frívola, que media España se vende o alquila, mientras la otra media no dispone de caudales para comprarla, ni casi siquiera, para llevar una vida digna. Los que berreaban a grito limpio y certero, que otros éramos tontos, porque no nos subíamos al mundo del ladrillo, hibernan, como los osos pardos de Asturias, desde hace una década
Luanco (Asturias)
          Da pena, pasear por los cascos históricos y supuestas zonas comerciales y ver casas de enjundia -o más modestas-, vacías y semiabandonadas, ofertadas al mejor postor y sin ninguna pinta de que lo haya. O locales comerciales desmantelados -algo impensable hace unos años-, dado que sus animosos gestores se rindieron ante la cruda realidad, de que ser pequeño empresario en España -que no emprendedor, que eso es otra cosa más elevada- es un timo, que además conlleva graves consecuencias económicas, que a veces, perduran de por vida. Pero, ¿quién fue el gilipollas, que pensó, que podía vivir del yogurt helado o de los cigarrillos electrónicos?.
                                                                                                       Candás (Asturias)
          Sea el gobierno, las administraciones locales o autonómicas, Fátima Bañez y sus vírgenes, la avaricia ignorante de las personas o yo sé que, mucha gente sigue unos caminos autodestructivos, que para mi, resultan desconcertantes y muy peligrosos para la propia existencia.

          Yo estuve en Tazones hace 28 años. Se trataba de una coqueta localidad marinera, donde la gente hacía su rutinaria vida, sin grandes lujos, pero sin demasiadas frustraciones y contrariedades. Se trata de un pueblo agradable -de poco más de 200 habitantes-, desde el que se pueden hacer numerosas bellas rutas senderistas -a veces, esforzadas-, ahora tan de moda. 
Oviedo
          Pero, un día, no se sabe motivado por qué, muchos pensaron que podían cortejar a la gallina de los huevos de oro. Resulta patético ver restaurantes pretenciosos -casi a uno, per cápita-, en los que te piden 90 euros por una mariscada -y se quedan tan anchos-, con la que ni siquiera almuerzas, a no ser, que rechupetear cáscaras, te llene la vida. Zapatero a tus zapatos y pescador a tus pescados.

          Aunque lo de la pesca, ya no debe dar para vivir o al menos, para comprarse el último modelo del Iphone. La cosa debe nadar tan chunga, que alquilan por cuatro perras gordas la cofradía de pescadores de Luanco, un bellísimo y apacible pueblo de fenomenal playa, bella iglesia y costa escarpada, a la vez, que muy bien acondicionada. Cerca, se halla Candás, que no merece tanto la pena.

          Lastres es un magnífico enclave, que como tantos pueblos del norte, se presenta en diferentes alturas, con abruptos desniveles desde la línea del mar, hasta los edificios más encaramados en los montículos. Aún, se rinde homenaje a los pescadores, que recorrían estos abruptos parajes en las madrugadas del siglo XIV en busca de su sustento (para su suerte, no había franquicias). Aquí, la gente no se ha vuelto loca. Siguen su vida cotidiana, sin ser atrapados por el centrifugado turístico.
                                                                                                              Senda del Oso (Asturias)
          Muy cerca, se encuentra Colunga, que tampoco dispone de grandes atractivos, pero su visita resulta reconfortante. El mejor lugar para establecer un campo base para recorrer esta zona, es Villaviciosa, que también tiene su encanto y donde dormimos cómodamente, por tan sólo 20 euros cada noche.

          Oviedo y Gijón, ya las conocíamos de largo y siguen como siempre. Nos llama la atención, la excelente oferta gastronómica de la capital asturiana, a precios muy razonables. Lo de la Senda del Oso ha sido una imprescindible y fascinante experiencia -a pesar de la lluvia-, que os detallamos en el próximo post.
Oviedo (Asturias)
          Dos pedradas estuvieron presentes en nuestra cabeza, a lo largo de todo el viaje. Y es, que pulular todo el día por las calles y los campos, hace muy sensible a la mente. Primero, acabos hartos -y también nos ocurre en nuestra ciudad a diario- de que todas las terrazas de los bares sigan montadas o amontonadas, junto a los establecimientos, como si estuviéramos en pleno verano. Si las sumamos a los festejos navideños múltiples, hacen imposible circular por las calles.
Luanco (Asturias)

          Y segundo, hubiéramos necesitado tapones para los oídos, para no estar escuchando, constantemente, a sesentones/as y setentones/as -que no, sesentañeros/as o setentañeros/as, que hoy buscan todas sus cosas por internet y lo proclaman a los cuatro vientos, como si lo hubieran inventado ellos. Sus conversaciones suelen empezar por: “me he metido en internet y...”. O, “me ha llegado por whatsapp -pronunciada a su estilo libre, esta última palabra...”. ¡Porca miseria!.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Cuando nadas y nadas... y casi mueres en la orilla

                                   Esta y la de abajo son, de la Senda del Oso (Asturias)
          Después de haber viajado, durante más de 25 años por las destartaladas o inexistentes carreteras de India, Myanmar, Etiopía, Guatemala, Mali, Bolivia, Filipinas, Mozambique, Sri Lanka..., sin el más mínimo percance.

          Tras haber dormido tirados en playas, parques, desiertos, puertos pesqueros o de recreo, estaciones de trenes y aeropuertos, pasajes subterráneos urbanos, a veces a bajo cero y otras junto a los amistosos e inofensivos mendigos del lugar, nunca nos pasó nada reseñable.

            Carta de cachopos de un restaurante, en Oviedo. Debajo, la persona que nos atropelló, el 5 de noviembre
          Después de haber atravesado fronteras terrestres intimidatorias y de muy mala fama, sobre todo, en África y Sudamérica, salimos siempre indemnes y normalmente, con una sonrisa, por parte de los funcionarios locales o de los persistentes buscavidas del lugar (la mayoría de las veces, eso sí, menos agresivos, que cualquier maruja patria con prisas o chismes que contar, que un conductor de tu ciudad despiadado, que un consentido criajo con mal carácter -de los de hoy en día- o que una anciana gruñona).

          Tras haber comido en bares de menú del día -o a la carta, también-, engullido tapas infames, bebido en antros miserables del supuesto primer mundo, tuvimos mejor estómago almorzando en puestos callejeros y modestos garitos o carromatos del supuesto submundo en vías de desarrollo. De hecho, casi medio año en India, no fue tiempo suficiente para coger una sola diarrea, mientras unos pocos días en Lombardia hicieron, que mi incontinencia intestinal fuera incontrolable cada cuarto de hora, que pasaba.
Luanco (Asturias)
          Después de haber follado en el rellano o las escaleras -en cualquier caso, zonas comunes- de la casa de mis padres o de los de mi pareja, en servicios de bares, restaurantes o discotecas, en parques, playas, baños de trenes..., sin siquiera haber sido descubiertos.

          Bueno. Pues después de todo eso y más, el pasado 5 de noviembre y muy cerquita de casa -noche de perros, lluviosa y lúgubre- fuimos atropellados en un paso de cebra de una estrecha e inofensiva calle, a 10 kilómetros por hora, por un señor ya entrado en años, que al parecer, tenía otra cosa más importante, que hacer, que mirar al centro de la carretera.

          Como se observa en la foto de más arriba, esta persona tiene familia y hasta parece, que la quiere. Pero, a nosotros, nos ha dejado dolores bastante molestos en el cuello y hombros. ¡Y pudo ser peor, porque no nos vio y casi acabamos debajo del coche!. Quien dijo, que nunca sabes donde la tienes, sabía mucho de la vida y debería ir impartiendo conferencias gratuitas por todo el mundo, a cada rato, sobre esta inadvertida materia.
                                                                                                          Lastres (Asturias)
          Sirva todo esto para explicar, que hemos tenido que suspender nuestro viaje a Grecia, Albania y Montenegro y conformarnos -que no es poco- con un periplo por Asturias de cuatro días, en los que hemos visitado Villaviciosa, Tazones, Colunga, Lastres, Gijón, Luanco, Candás, Oviedo y la sorprendente, poco conocida y muy acogedora Senda del Oso -a pesar de la persistente lluvia-, que recorrimos parcialmente -actualmente, un tramo está cortado por obras de mantenimiento- en absoluta soledad.
Tazones (Asturias)
          A lo largo de los dos próximos posts, se darán detalles de nuestro breve, aunque intenso periplo. La lluvia no nos fastidió demasiado, el ocre desgarrado del otoño nos lleno de energía y optimismo y vivimos rodeados de huellas de dinosaurios, osos, aguas marinas agitadas, chigres -tabernas de sidra-, cachopos -carnes o pescados rellenos de cosas diversas, aunque generalmente, se trata de embutidos, tipo cecina o queso de cabra-, bugres -crustáceo del que aquí se habla: https://ast.wikipedia.org/wiki/Homarus_gammarus-, potes asturianos -distintos a la fabada, no confundir, aunque también lleven alubias- y carnes gobernadas al estilo de Oviedo (o Uvieu, que así se denomina a la ciudad en asturianu).